Cirugía oral

Los procedimientos de este tipo suelen realizarse en clínicas dentales y no requieren grandes intervenciones, por lo que pueden llevarse a cabo con técnicas de anestesia local. Cuando la cirugía es más amplia sí se recurre a la anestesia general. En función de la anomalía a corregir, el especialista encargado de estas operaciones es un odontólogo, o bien un cirujano maxilofacial.

En función del tipo de intervención, el procedimiento seguirá una dinámica u otra. Puede consistir en extraer piezas dentales, como las muelas del juicio, insertar tejidos duros y blandos para reconstruir la mandíbula, sustituir piezas dentales por implantes, corregir problemas como el bruxismo o la maloclusión, actuar frente a enfermedades en las encías o bien aportar tejido óseo para regenerar huesos que se están perdiendo.

Hay muchos tipos de cirugías orales, aunque las más comunes dentro de las técnicas de cirugía oral son: elevación del seno maxilar, extracciones complejas (muelas del juicio), operaciones de regeneración ósea y cirugías estéticas de las encías.

Todos estos procedimientos dentales y mandibulares escapan de la pericia de los dentistas generales. Son casos en los que hay que ponerse en manos de cirujanos maxilofaciales o bien periodoncistas y prostodoncistas.

El coste de estas intervenciones no es unitario, pues va a depender de la técnica utilizada, la gravedad de la afección y el tiempo que pase el paciente en quirófano. A su vez, hay que sumar los análisis previos y los cuidados posteriores y todo el coste de los profesionales médicos.

Si la operación es sencilla, por ejemplo extraer las muelas del juicio, la tarifa más económica puede ser de 80 a 100 euros por pieza dental. En cambio, si es una intervención para elevar el seno maxilar, los precios ya rondan los 1000 euros. Y si son procesos más complejos, en los que intervienen cirujanos maxilofaciales, es más que probable tener que abonar en torno a 4000 euros.

La recuperación tras una cirugía facial es muy distinta atendiendo al tipo de intervención. No obstante, en todos los procedimientos los tejidos bucales se inflaman, una situación que se puede prolongar durante seis meses en algunos pacientes. La inflamación se puede reducir aplicando frío local con hielo.

Sin importar la complejidad del proceso, el paciente debe volver a casa acompañado, pues seguirá afectado por la anestesia. Hasta pasados dos o tres días de la operación sentirá molestias leves, y eso en el mejor de los casos.

Fumar está totalmente desaconsejado, pues esto retrasa la recuperación. A su vez, las visitas al dentista son muy necesarias, para comprobar cómo va evolucionando el proceso. En esos primeros días no se debe realizar actividad física intensa. Y por supuesto, hay que cuidar la higiene bucal y usar enjuagues en las primeras 24 horas posteriores a la operación. El uso de antibióticos es otra solución al dolor y las molestias, pero siempre bajo prescripción médica.

Finalmente, conviene evitar el consumo de bebidas alcohólicas, no tomar alimentos ni bebidas calientes, seguir una dieta blanda y rica en vitaminas la primera semana e ingerir alimentos fríos que ayudan a calmar la inflamación y reducir las molestias.