Blefaroplastia

El paso del tiempo provoca que los párpados pierdan elasticidad y acumulen piel y exceso de músculo.

El resultado es una apariencia más envejecida y triste de la mirada. En algunos casos puede provocar hasta problemas de visión.

En caso de que sea blefaroplastia completa, con párpados superiores e inferiores, se suele comenzar por los párpados superiores. El cirujano realiza unas incisiones en las líneas naturales de los párpados superiores y justo debajo de los inferiores, que pueden extenderse hasta las patas de gallo. Desde ahí separa la piel de la grasa para retirar ese exceso de piel y contenido adiposo.

La operación se realiza con anestesia local y sedación. Para corregir los defectos estéticos y evitar posibles problemas de dificultad en la visión, la dinámica a seguir es realizar incisiones en las capas naturales de la piel. Es un procedimiento muy sencillo que no deja cicatrices y que va de la mano de una recuperación muy liviana.

Tipos de blefaroplastia

La blefaroplastia puede ser superior, inferior o completa, en función de las áreas a tratar. Cada una de ellas presenta un tratamiento específico.

La blefaroplastia superior busca mejorar la apariencia del párpado superior. Las personas con este problema sienten cansancio visual, pesadez e incluso problemas de visión.

La blefaroplastia inferior es una respuesta al paso del tiempo, para combatir el envejecimiento. Con ella se pone fin a la presencia de bolsas de grasa y ojeras bajo los párpados inferiores.

Finalmente, está la blefaroplastia completa, que es aquella que trata las imperfecciones del ojo eliminando el exceso de piel y grasa en párpados inferiores y superiores.

La blefaroplastia es una operación ambulatoria sencilla y que presenta una recuperación rápida. Su duración depende del tipo de intervención.

Si solo implica párpados superiores no llevará más de 45 minutos. Sin embargo, si se complementa con los párpados inferiores o un lifting de cejas, el paciente puede estar hasta tres horas en el quirófano.

Tras la cirugía es habitual sentir molestias, pero para ponerle remedio a esta situación, el cirujano prescribe medicación en función de las necesidades del paciente. Si se mantiene dolor agudo y persistente pasados unos días, hay que comunicarlo a la clínica.

Allí mismo, después de la operación, se suele aplicar pomada sobre los ojos para hidratarlos. Y ya en casa hay que continuar con esta dinámica, utilizando colirios y con hábitos de higiene adecuados.

Los primeros días tras la intervención son muy importantes, aquí hay que mantener reposo relativo.

Siempre que se pueda, la cabeza debe estar elevada. De manera periódica se recomienda aplicar compresas frías sobre la zona de los párpados para disminuir los hematomas.

Una de las consecuencias de la blefaroplastia es el lagrimeo excesivo, que viene acompañado de sensibilidad a la luz y visión borrosa. Estos procesos se van corrigiendo con el tiempo.

Entre dos y siete días después de la operación se retiran los puntos.

Finalmente, no es recomendable realizar actividad física intensa hasta que no pasen tres semanas. La vuelta a la vida laboral puede producirse de siete a diez días después de la blefaroplastia.